I. Todos los estudiosos de la filosofía oriental coinciden en afirmar que la India antigua nos ofrece el espectáculo de la más amplia libertad de pensamiento que haya conocido la historia de la humanidad. A pesar de la rigidez de los cuadros sociales, a pesar de la organización jerárquica en castas dentro de las cuales se nacía y moría, a pesar de las exigencias rituales a las que era necesario someterse para no ser declarado impuro, el hombre indio gozó de una libertad absoluta para resolver los problemas de su espíritu y para exponer las soluciones que encontrase. La casta brahmánica, que se consideraba depositaria de una tradición eterna e inmutable, fijó en sus leyes, escrupulosamente, las sanciones de que se harían pasibles quienes violasen aquella tradición. Los brahmanes se consideraban dioses, y así lo declaraban; pero la adhesión que reclamaban no iba más allá del reconocimiento de sus privilegios de casta: bastaba, para no chocar con la tradición brahmánica, admitir verbalmente la infalibilidad de los vedas. Los brahmanes no dejaban al hombre indio el goce de la libertad física: era preciso comer esto o aquello, saludar de esta o aquella manera; pero le abandonaban el mundo de las ideas. Todo lo fisiológico, todo lo externo estaba legislado, pero la actividad espiritual podía desenvolverse sin la coacción de las normas y sin el temor de la sanción. No había delitos de pensamiento, y esto significa que el pensador no estaba al servicio de un sistema social y ni siquiera al servicio de un sistema político. Nadie, ni en las leyes ni en los hechos, fue condenado en la India antigua por sus ideas.
ll. El filósofo aspira a ser un curador de almas; de la verdad dice que es una medicina , y de los maestros dice que son los mejores médicos. No puede extrañarnos, ahora, que la mentalidad india haya acusado a Sócrates, a Aristóteles, a Platón de no ser sino "pensadores secos y buscadores de la verdad sin ninguna inspiración amorosa hacia la multitud que sufre". Esta aproximación entre medicina y filosofía pueder ser comparada con la actitud de Descartes, quien en su Discurso y su correspondencia nos dice que había resuelto dedicar "toda su vida a adquirir de la naturaleza un conocimiento tal que le permitiese obtener normas para la medicina", pues la salud era "el primer bien y el fundamento de los bienes de esta vida". También él tuvo la preocupación por prolongar la vida sin dolores y sin decadencias, aunque terminase por confesar que en vez de encontrar los medios para conservar la vida, había encontrado otro "más fácil y seguro: el de no temer la muerte".
lll. El hombre indio vio en el sueño, más que una imagen de la muerte, una imagen de la salvación. En el sueño con ensoñaciones existía aún el dolor, aunque atenuado, y también existía la responsabilidad moral: en los primeros himnos védicos este hombre pedía a los dioses que le perdonasen también los pecados cometidos durante el sueño. En el sueño sin ensoñaciones, profundo, el espíritu subsistía y actuaba, aunque su acción no fuese consciente: ese sueño éra otra de sus manifestaciones y no podía prescindirse de ella para estudiar la totalidad de espíritu. Por esa razón el hombre indio no quiso considerar nunca la conciencia como manifestación forzosa del espíritu y ni siquiera como su manifestación más alta. Desde las más antiguas Upanishads, los primeros filósofos se empeñaron en descubrir el sentido del sueño profundo, de esa manifestación del espíritu en que nuestro padre ya no es nuestro padre y nuestra madre ya no es nuestra madre, en que ya no es mendigo el mendigo ni es asceta el asceta y en que ni el bien ni el mal nos persiguen, porque estamos más allá de todas las ansias del corazón, sin que nuestro espíritu haya dejado de ser. El estado de sueño profundo, como el de sueño con ensoñaciones y el de vigilia, debían ser investigados, y la técnica yoga fue la encargada de proporcionar un medio para provocar en rápida sucesión voluntaria todas las manifestaciones psíquicas. Lo importante era, para el hombre indio, no confundir el espíritu con ninguna de esas manifestaciones, aunque su tendencia más frecuente, o la primera, fue la de confundirlo con el estado de sueño profundo, porque se trataba de aquel en que el dolor no era
posible y en que tampoco era posible nada de lo que caracterizaba al mundo de la caducidad y de la muerte. Pero ya en el mismo pensamiento upanishádico se insinúa que la última realidad del espíritu está más allá de los tres estados y que esa última realidad, ni consciente como la vigilia, ni inconsciente como el sueño profundo, es el objeto de la salvación que nos había movido a filosofar. La actitud hipercrítica, que fue convirtiéndose en la nota más importante de la filosofía india, se aplicó también a la investigación psicológica y a las técnicas que creyeron poder ofrecer la salvación mediante una gimnasia respiratoria o mediante el ejercicio que consiste en producir imágenes visuales con colores distintos a los del objeto real que ha sido percibido. Pero esa actitud no podía sostenerse indefinidamente, ni era capaz de infundir mayor vida a los sistemas: durante siglos se insistió en ella, hasta que el pensamiento pareció extenuarse. Los sistemas, ya sin un pensamiento que los animase, quedaron convertidos en esquemas, admirables por su complejidad y por su textura, pero, en definitiva, nada más que esquemas. La gran aventura del espíritu indio -una de las más grandes y hermosas del espírita humano- había terminado. En adelante sólo ofrecería una taumaturgia de feria ante la cual el mismo hombre indio sonríe con tristeza, o la labor profesional desde la cátedra, que es, sí, un justo orgullo de la India contemporánea.(*)
lunes, 22 de junio de 2009
miércoles, 10 de junio de 2009
sábado, 6 de junio de 2009
martes, 28 de abril de 2009
kandinsky

Kandinsky pinta "Otoño en Baviera". Es una obra bien construída, en la que puede apreciarse el que quizás sea el mayor descubrimiento del expresionismo (el mayor contraste de un color primario lo tiene el secundario formado por los colores en los que el primario de que se trate no interviene). En ese mismo cuadro, se aprecia un uso consciente y directo del negro y el blanco, algo también normal dentro del expresionismo. Con todo ello, y analizando con perspectiva la obra de Kandinsky, en esta primera obra se observa cuales van a ser las directrices de su pintura. La meditación sobre las emociones que despiertan los colores y las formas en sí mismas, inician en el pintor el camino de lo abstacto. Tiene que ser posible, dirá el pintor, eludir la forma que aparece en los objetos de la naturaleza, para solamente con el color y la forma, producir en el alma sensaciones. Si el pintor de "Otoño en Baviera" todavía consideraba a la naturaleza como motivo pictórico, poco a poco, a medida que vaya especulando sobre el color y la forma, se irá alejando de ella. En su libro De lo Espiritual en el Arte (1912) leemos: "Nuestra pintura se halla actualmente en un estado diferente: su emancipación de la naturaleza esta en los comienzos". Esta posición artística sobre la pintura quiere Kandinsky que se asemeje a la más abstractas de las artes: la música. Para ello, color y forma dejaran de tener el significado que en la naturaleza les den los objetos, para pasar a tener el significado de las emociones que son capaces de despertar en el hombre. La pintura abstracta por ello siempre necesita de una explicación que no se encuentra en la Naturaleza. Consciente de ello, Kandinsky pensó que, como en la música, era posible dictar una serie de reglas sobre la emoción que despiertan los colores y las formas, que, siendo básicas, posibilitasen el desarrollo de lo que él entendía como una nueva etapa de la historia de la pintura. Esta es la razón, a mi modo de ver, de que escribiese el libro que he citado y de otro que publicará mientras impartía clases en la Bauhaus, llamada "Punto y Línea sobre el plano" (1926). Indudablemente Kandisky vio con claridad el hallazgo y fracaso de la abstracción. El hallazgo de la emoción, el fracaso de la explicación. Efectivamente, la meditación sobre la forma y el color, y más tarde (en otros autores) de la textura, so pretexto de las emociones, han llevado a la pintura indudables conquistas estéticas, a veces díficiles de explicar, cuando se ha prescindidio de la razón en su consecución. La falta de explicación de muchas de las tendencias "abstactas" en la actualidad, no son más que caprichos, estupideces y poses de presuntos artistas, que no esconden su mediocridad y falta de criterio. Que Kandinsky supo que el camino de la emoción podía terminar con el arte abstracto, es un hecho si leemos los libros que he citado de él. En ellos se intenta sentar una sabe simple y racional de las emociones frente al color y la forma. El otro cuadro que traigo al blog es "Rojo, Amarillo y Azul", una composición de 1925, en la que sus ideas sobre el color y la forma ya están totalmente definidas.
lunes, 19 de enero de 2009
viernes, 9 de enero de 2009
jueves, 8 de enero de 2009
Apesar de você
Hoy es usted el que manda
Lo dijo, está dicho
Es sin discusión, no?
Toda mi gente hoy anda
Hablando bajito
Mirando el rincón, vió?
Usted que inventó ese estado
E inventó el inventar
Toda la oscuridad
Usted que inventó el pecado
Olvidose de inventar
El perdón
A pesar de usted
Mañana ha de ser
Otro día
Yo quisiera saber
Dónde se va a esconder
De esa enorme alegría
Cómo le va prohibir
A ese gallo insistir
En cantar
Agua nueva brotando
Y la gente amándose
Sin parar
Cuando llegue ese momento
Todo el sufrimiento
Cobraré seguro, juro
Todo ese amor reprimido
Ese grito mordido
Este samba en lo oscuro
Usted que inventó la tristeza
Tenga hoy la fineza
De desinventar
Usted va a pagar
Y bien pagada
Cada lágrima brotada
Desde mi penar
A pesar de usted
Mañana ha de ser
Otro día
Daría tanto por ver
El jardín florecer
Como usted no quería
Cuánto se va a amargar
Viendo al día rayar
Sin pedirle licencia
Cómo voy a reír
Que el día ha de venir
Antes de lo que usted piensa
A pesar de usted
Mañana ha de ser
Otro día
Tendrá entonces que ver
Al día renacer
Derramando poesía
Cómo se va a explicar
Ver al cielo clarear
De repente, impunemente
Cómo va a silenciar
Nuestro coro al cantarle
Bien de frente
A pesar de usted
Mañana ha de ser
Otro día
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