
Jacinto es el nombre de una flor, pero seguro no sabes de dónde procede su nombre. Jacinto era un muchacho del cual el dios Apolo/Febo se había enamorado apasionadamente. Por él dejó el Olimpo y se marchó a la ciudad de Delfos, tal y como cuenta Ovidio en Las Metamorfosis. Una tarde que recorrían los campos, Jacinto propuso al dios distraerse un rato probando quién lanzaba con mayor fuerza el hierro con el que cazaban. Apolo lanzó el suyo y cayó en tierra, después de haberse elevado hasta las nubes. Pero Jacinto tropezó al lanzar el suyo y el hierro le dio en el rostro, hiriéndole de muerte. Apolo, alarmado, se quedó pálido. Lavó la herida de su amante, le aplicó hierbas aromáticas, pero todo fue inútil: Jacinto murió como una flor arrancada, doblando el cuello sobre el pecho de Apolo. Este es el lamento del dios por la muerte de su amor, escrito por Ovidio:
¡Te mueres en la flor de la juventud! ¡Y he sido yo, amado Jacinto el culpable por atender a tus ruegos! ¡No puedo mirarte la herida mortal sin ver en mi mano como una mancha de sangre! ¡Mi único consuelo es el pensar que me ha movido el amor inmenso que te tengo! ¡Ojalá pudiera dar mi existencia por la tuya o morir contigo! Pero... mi lira no cesará de cantarte... y tu sangre formará una flor parecida a la azucena, excepto en el color, que siempre me recordará mi dolor con lágrimas.
Jacinto murió pero de su sangre nacieron unas flores que perviven hasta hoy, en recuerdo del amor entre Apolo y Jacinto.
1 comentario:
pOR QUE QUE HISTORIA TAN TRISTE!
PEOR QUE EN BAMBI Y ESO ES YA MUCHO DECIR
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